La esperanza llegó cuando una misionera estadounidense gestionó una visa humanitaria para que pudiera ser intervenida quirúrgicamente en Estados Unidos. La operación fue de altísimo riesgo, pero permitió reconstruir parte de su sistema urinario y digestivo, dándole una oportunidad de vida digna. El proceso de recuperación fue largo y doloroso, pero Clara salió adelante.
“Fue como volver a nacer”, cuenta. Aprendió a caminar sin dolor, a ir al baño, y por primera vez pudo usar ropa ajustada sin esconderse. Con el tiempo, se animó a compartir su historia en redes sociales, convirtiéndose en influencer y referente de muchas personas que viven con malformaciones invisibles.
Hoy, Clara utiliza su plataforma para visibilizar las luchas de quienes tienen cuerpos diversos y cargan con dolores silenciados. “Durante años nadie me vio. Ahora quiero ser la voz de los que sienten que están solos. Mis cicatrices ya no me avergüenzan, son marcas de guerra. Sobreviví a mi propio cuerpo, y si mi historia puede ayudar a alguien más, todo habrá valido la pena”, afirma con emoción.