En 2022, el Tribunal Oral N°3 lo condenó por abuso sexual con acceso carnal y abuso sexual gravemente ultrajante, tras una intensa acusación del fiscal Andrés Madrea. La fiscal María Luisa Piqué sostuvo esa condena en Casación, donde los jueces validaron el testimonio de las víctimas con informes psicológicos que descartaron cualquier tipo de fabulación.
La Sala II de la Cámara de Casación Penal ratificó la condena este mes, pero a pesar de ello, Pascual continúa en libertad. Obtuvo la excarcelación incluso antes del juicio y, hasta la fecha, no tiene colocada una tobillera electrónica. Su defensor presentó un recurso extraordinario, lo que retrasa la ejecución de la pena.
Paralelamente, afronta un nuevo juicio penal en el Tribunal N°20 por una denuncia similar presentada por otra mujer, quien lo acusa de abusos ocurridos entre 1998 y 2014. Según el expediente, Pascual aprovechaba su condición de director espiritual para perpetrar tocamientos y actos sexuales no consentidos durante retiros o encuentros privados. En una ocasión, incluso la habría obligado a practicarle sexo oral.
Frente a estas denuncias, el acusado planteó una teoría de complot interno dentro de la Iglesia, pero los magistrados desestimaron esa defensa.